El desempeño de las mujeres en el mundo es extraordinario. Somos capaces de hacer lo que nos propongamos. Quisimos ir al espacio, fuimos; quisimos gobernar países, lo hicimos; así en todo. Ni se diga de nuestro rol como madres, ese es simplemente grandioso. El tener en nuestras manos la posibilidad de moldear y formar pequeños seres humanos, es una tarea bellísima aunque compleja y agotadora. Es de tiempo completo. Trabajamos, educamos, somos enfermeras, cocineras, chofer, en fin: “Todólogas”. Quizá la labor de más responsabilidad qué existe. Si bien en la escuela les enseñan un montón de cosas, es en casa en dónde sus principales ejemplos de vida toman acción. Hay temas que son de suma importancia y que a veces no sabemos cómo abordar. Quizá nuestros hijos son pequeños para entender algunos conceptos, como el de la inclusión, sin embargo pueden captar perfectamente que todos los niños son iguales. Ese es el comienzo de un mundo respetuoso, empático e incluyente.  Aquí unos ejemplos para hablar de inclusión con los niños:

  1. Trata a los demás como quieres que te traten a ti. Esta es una gran frase, al alcance del entendimiento infantil. Todos tenemos características que nos hacen únicos, y todos vamos a diferentes ritmos. Unos niños aprenden a caminar y hablar antes que otros; algunos pueden tener mayor facilidad para el deporte o para las matemáticas, pero absolutamente todos necesitan amor, comprensión, atención y un buen amigo con quien jugar y reír.
  2. Puedes leer cuentos que traten sobre este tema o ver series animadas, como Will, que está en Edye. Esta serie trata de las aventuras de un niño, el cuál demuestra que estar en una silla de ruedas, no es impedimento para lograr hacer millones de cosas. Es importante hablar con los niños acerca de las diferentes necesidades de los otros, no solo en el orden físico, también de creencias religiosas o aspectos de personalidad. Todos, sin importar las distintas características, son valiosos y merecen respeto. Fomenta la empatía y la colaboración con compañeritos de escuela, familiares u otros niños.
  3. Platica con ellos sobre los roles de género. Puedes asignarles pequeñas tareas dentro del hogar como poner la ropa sucia en el cesto, darle agua al perro o ayudar a levantar sus platos después de comer. Estas acciones no son exclusivas de mamá o de las hermanas, también los varones deben ayudar en las labores del hogar. Háblales acerca de que los deportes y las artes, son para aquellos quienes los deseen practicar, sin importar si es María la que juega fútbol o Miguel el que disfruta bailar.
  4. Comunicación constante. Escúchalos con atención, para saber cuáles son sus dudas, sus inquietudes. Cuando los observamos en acción y detenidamente, nos podemos dar cuenta de la forma en la que se relacionan con otros. Escuchar a los profesores de la escuela, también nos puede ayudar mucho.

Nuestro ejemplo es sumamente importante. Los niños aprenden principalmente por imitación. Las mamás somos pieza clave y elemental en esto, ya que en todo momento nos están viendo y escuchando, aunque recordemos que labor de educar debería ser siempre compartida con la pareja. De cualquier modo, si nosotros nos esforzamos por vivir y generar un ambiente incluyente, de respeto y de empatía hacia los demás,  podremos estar seguras de que nuestros niños también lo harán.

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