Como tantas otras, es tarea de los padres enseñar a los niños aptitudes sociales adecuadas y apropiadas para su edad. Después de todo, todos tenemos que vivir en sociedad y tenemos más chance de poder establecer relaciones satisfactorias con otros si sabemos respetar ciertas reglas de interacción social (respeto, empatía, generosidad, etc.).
Una forma de ayudar a los niños a desarrollar estas aptitudes sociales es “modelarlas” nosotros los adultos cuando estamos interactuando en forma individual con ellos, por ejemplo, mientras jugamos (¡y si, jugando es como se aprenden tantas cosas!
¿Qué actitudes en particular podemos modelar?
- Respetar sus ideas (“¡Qué buena idea se te ocurrió!”)
- Compartir nuestros sentimientos y mencionar lo que ellos pueden estar sintiendo (¿será que estás cansado ya de jugar a esto?, ¿Te da un poco de miedo esta película?, Yo también me enojaba mucho cuando la maestra me retaba por error)
- Ofrecer sugerencias y ayuda ante alguna actividad difícil (¿Qué te parece si ponemos los bloques mas grandes abajo para que la torre no se caiga?)
- Haciendo caso a lo que ellos quieran hacer mientras podamos y cooperando con una actitud colaborativa
- Sugiriendo si podemos tomar turnos para que cada uno pueda tener su turno
- Pidiendo “por favor” y “gracias”
- Tratando bien a otras personas con las que interactuamos
- Evitando las críticas
- Riéndonos y divirtiéndonos con ellos
Lo que el niño observa, el niño copia. Los niños imitan lo que ven.
Por otra parte, es importante elogiar al niño siempre que observemos conductas prosociales en ellos.
Por ejemplo, elogiarlos cuando comparten un juguete con otro niño, cuando ofrecen ayuda a otro niño, cuando se prestan a tomar turnos para jugar a un juego, cuando son respetuosos, cuando mantienen la calma y pueden esperar, cuando utilizan sus palabras para comunicarse. Cada vez que los elogiamos hacemos que se sientan motivados a repetir esa conducta que todavía cuesta un poco (¡porque a mamá le gusta y me dice cosas lindas cuando lo hago!).
¿Cómo acercarme a otro niño para jugar?
Al mismo tiempo que nosotros los adultos modelamos conductas prosociales, también podemos ayudar al niño de forma más activa a acercarse a otros niños para interactuar o jugar con ellos.
En esta etapa de edad preescolar, es importante darle nosotros al niño las palabras necesarias para que pueda generar la interacción, ya que lo más probable es que él no las tenga todavía. Entonces, nosotros sugerimos las PALABRAS al niño, que él puede elegir usar para acercarse a otros.
Podemos ayudar de manera práctica de varias formas:
- Haciendo que nuestro niño note lo que otros están haciendo o sintiendo.
Por ejemplo:
“¿Has visto la torre que Nancy está construyendo?”
“Mira, los dos están pintando con el color verde”
“Mira, allí está Juan jugando con su pelota”
“Oh, ese niño está llorando, ¿qué le pasará?”
- Ayudándolo a iniciar la interacción con otro niño.
Por ejemplo:
“Tu amigo está buscando piezas azules para construir, ¿puedes encontrar algunas para ayudarlo?”
“Tu amiga no tiene muñecas y tú tienes ocho. Parece estar mirando las tuyas con anhelo, ¿será que le puedes dar una para que pueda jugar un rato contigo?”
“¿Quieres preguntarle a Martín si quiere compartir su tren contigo?”
“¿Te parece preguntarle al niño si quiere jugar contigo a la pelota? Yo creo que te está mirando, y parece tener ganas de jugar contigo”.
- También se puede iniciar una interacción ofreciendo un cumplido o halago a otro niño.
Por ejemplo:
“Puedes decirle a tu amigo que la torre que construyó se ve muy linda”
“Le puedes decir a la niña que te gustan mucho sus caballitos, y que tú también tienes muchos en tu casa”
“Puedes preguntarle a la niña cómo aprendió a trepar tan alto en ese juego”
- Ofreciendo ayuda a otro niño.
“¿Quieres preguntarle si necesita ayuda para construir la torre?
“¿Vamos a preguntarle a la niña por qué llora y si necesita ayuda?”
“El niño parece haber perdido su pelota, ¿lo ayudamos a encontrarla?
Otras consideraciones
- Tener en cuenta que los niños pueden no responder a nuestras sugerencias de interactuar con otros. En ese caso, es importante no obligarlos ni presionarlos, ya que podemos generar el efecto contrario. Nosotros los adultos podemos ser los que describimos o relatamos, o nos acercamos al otro niño y decimos las palabras por ellos, si nuestro niño así lo quiere.
- No preocuparse si durante los primeros años de vida el niño no parece tener interés en interactuar con otros niños, y sólo parecen estar jugando el uno junto al otro sin prestarse atención. Es parte del desarrollo normal. Es aproximadamente alrededor de los tres años cuando el niño comienza a interesarse tener una interacción lúdica con otros niños.
- Según su temperamento (tendencias con las que el niño nace), algunos niños enseguida se lanzan al encuentro de situaciones nuevas, mientras que otros son más temerosos o cautos, y se toman su tiempo antes de acercarse a lo nuevo. Ambas actitudes son normales. Es importante que los padres no se frustren con el niño ni lo critiquen, ni que éste sea etiquetado como “tímido” o “antipático”, ya que puede dañar su autoestima y evitar que supere sus temores.
- Elogiar al niño cuando demuestra actitudes prosociales y demostrarle los efectos que ha tenido en otros.
Por ejemplo:
“A tu amigo le ha encantado jugar contigo a los legos”
“Ayudaste a tu amiga a encontrar su pelota y ella está tan contenta contigo”
“El dibujo que hiciste para tu amiga el ha encantado y la ha puesto muy feliz”
“El abrazo que le diste a tu amiga ha hecho que deje de llorar y se sienta mejor”.