¿Qué pueden sentir los niños ante la separación de los padres?
Enojo: Contra ambos padres, por lo que está pasando. Con aquel de los dos que se va de la casa. Con el que se queda, por dejar ir al otro y no impedirlo. Con aquel que tomó la decisión de separarse (por más que se le expliquen al niño motivos muy válidos), porque hace sufrir al otro. Con los amigos que sí tienen a sus padres viviendo juntos. Con el mundo entero y con las pequeñas cosas que le afectan en su vida cotidiana, como que ahora tenemos que vivir en un departamento en vez de una casa, o que los sábados no puedo aceptar invitaciones de mis amiguitos porque tengo que visitar a papá.
Tristeza: ante la situación de cambio y duelo que se vive en la casa. Ante la sensación de pérdida de algo que se tenía y se perdió. El niño puede extrañar a uno de los padres, a los programas en familia, al ambiente feliz que se vivió en algún momento anterior, a ver a mamá o papá felices y despreocupados.
Culpa: Al ser egocéntrico el pensamiento de los niños pequeños, ellos creen que todo lo generan ellos, tanto lo bueno como lo malo, incluso la separación: “Mamá y papá se separaron porque yo me portaba muy mal y ellos se peleaban por mi culpa”.
Alivio: Porque ahora todo está más calmado en casa. Ya no tengo que escuchar peleas y gritos que tanto miedo me daban y me ponían nervioso. Ahora mamá o papá se ven de mejor ánimo y me prestan más atención, están más disponibles (aunque también puede ser lo opuesto si alguno de los padres está deprimido).
Miedo: A lo desconocido, a la inseguridad económica que siente mamá o papá, a que uno de los dos padres esté muy triste todo el tiempo y llore.
Inseguridad: Ante el cambio en general y la alteración de las rutinas diarias en particular. A que mamá no pueda hacer todo sola, a que papá no tenga quién le haga de comer.
Confusión: Al verse enfrentados a una situación completamente nueva y desconocida, sin referentes, de la cual no saben qué esperar. Hay una necesidad de tiempo para procesar los cambios lentamente, acostumbrarse a lo nuevo: casa nueva, rutinas diarias nuevas, nueva repartición de roles entre los adultos, nuevas restricciones y nuevos privilegios. Algunos niños le cuentan a todos lo que está pasando mientras que otros no lo mencionan a nadie.
Responsabilidad: Pueden sentirse responsables de arreglar la separación entre sus padres tratando de portarse bien o de hacer maniobras para juntarlos.
¿Cuándo hablar al niño de la separación?
Cuando ya sepamos que va a ocurrir a la brevedad (quince días antes, por ejemplo, quizás menos si los niños son muy pequeños). No es buena idea angustiarlo antes de tiempo. Si vinieran a preguntar si nos vamos a separar, porque ven cosas que los hacen sospechar, podemos responder que los padres efectivamente tenemos problemas de adultos, pero que no tienen nada que ver con ellos. Que, si alguna vez decidiéramos separarnos, se los diríamos, pero que ellos no tienen ni culpa ni responsabilidad de nada. Pero es importante aceptar que algo está pasando si ellos lo ven.
¿Qué se le dice al niño acerca de la separación?
- Antes que nada, no esconder el tema de la separación como si fuese algo vergonzoso, pues el riesgo es que el niño así lo creerá y se sentirá avergonzado.
- Pensar en lo que le puede ser útil al niño saber y no en aquello que los padres quisiéramos contarles por enojo o por culpa. Con el pasar de los años, el niño irá conociendo los motivos y las razones reales de la separación (o reales según cada padre), e irá sacando sus propias conclusiones. Pero a su manera y a su tiempo.
- Es importante que se le comunique al niño que los padres necesitan como adultos vivir por separado, pues no logran llevarse bien viviendo juntos, pero que la pareja de padres sigue funcionando para todo lo que tenga que ver con los niños. Se puede explicar que hay distintos tipos de amor, y que el amor de los padres por sus hijos dura para siempre, que uno no se divorcia de los hijos. Que por más que vivan separados, mi mamá sigue siendo mi mamá, y mi papá mi papá. Y yo sigo siendo su hijo, y me seguirán queriendo como siempre.
- También hay que explicarles que, así como ellos niños no tuvieron nada que ver con los motivos de la separación y no tienen ninguna culpa de que mamá y papá se hayan separado, tampoco hay nada que ellos puedan hacer que pueda volver a unir a los padres. Éstos son problemas de adultos que resuelven los adultos.
- Darles el espacio para protestar, preguntar, llorar, explicando que estamos haciendo lo mejor que podemos, que sabemos que les causamos mucho dolor pero que la situación en inevitable. No pretender convencerlos de que es lo mejor para todos. Todos deseamos que esto no hubiera pasado. Las preguntas que hagan que tienen que ver con los problemas entre los padres se pueden contestar diciendo “esas son cuestiones de adultos”. Esto libera a los niños de tener que ocuparse de los temas de los padres y les permite irse a jugar.
- No poner al niño en posición de tener que tomar partido, no involucrarlo en batallas que no le competen.
Acerca de los cambios en la vida cotidiana
- Es importante explicar los más detalladamente posible los arreglos de vida y de visita que hemos acordado para ellos. Si son muy pequeños, hasta sea conveniente hacer un horario semanal (para pegar en la heladera de las dos casas), que ellos puedan consultar a cada rato para ver y saber cuándo viene papá o qué les depara el fin de semana. Los niños se benefician de las rutinas y la consistencia.
- Mantener las cosas lo más parecidas posible a como funcionaban antes de la separación: casa, colegio, rutinas diarias. Es difícil procesar varios cambios o duelos al mismo tiempo: la separación de los padres, un cambio de casa, un cambio de colegio, mamá que empieza a trabajar. Mantener la mayor estabilidad posible es fundamental para que el niño pueda transitar esta adaptación de la manera más llevadera posible.
- Organizarse de modo tal que no haya huecos en los cuidados. Que no haya confusión acerca de quién busca al niño. Tratar de ser lo más puntual posible.
Para los más pequeños
Las explicaciones pueden ser acompañadas de cuentos, dibujos, calendarios, cosas concretas que les permitan comprender eso que mamá y papá le explicaron.
Por ejemplo, en una hoja se puede dibujar la casa del niño, el departamento de papá, y un camino entre ambos que indique que él puede ir a ver a papá y papá venir a verlo a él.