Aprender a compartir es una de las tareas más difíciles de la vida. Durante la etapa de uno a tres años, el niño transita por un momento en su desarrollo intelectual que se denomina “egocéntrico”. Quiere decir que considera que todos los objetos que lo rodean o le agradan son suyos, y se va a mostrar posesivo y defensivo frente a quien atente contra su sentido de pertenencia. El niño está enfocado en sus propios sentimientos y deseos, y poco le interesan los de los demás. Probablemente piense: “¡Quiero esos trenes y los quiero ahora!”. Ésta conducta puede ser frustrante y avergonzante para sus padres, pero es lo esperable a esta edad.
En esta etapa, a los niños no se los debería forzar a compartir, ya que su cerebro no comprende todavía que el objeto que le quitan le va a ser devuelto momentos más tarde. Por eso es mejor utilizar la distracción en los niños que pelean por el mismo objeto, o tener dos objetos iguales.
¿Se puede ir enseñando a compartir?
Claro que sí. Los padres pueden comenzar lentamente el proceso de enseñar a los niños pequeños a compartir sin tener demasiadas expectativas, sin presionar, sin obligar y sin castigar. Algunas maneras de lograrlo son las siguientes:
Evitar situaciones de peligro
Antes que nada, tener en cuenta que cuando los niños pequeños se sienten amenazados (por ejemplo, se acerca otro niño a arrebatarle su juguete), muchas veces responden de manera agresiva para defenderse. Esto implica que pueden empujar, golpear, arrojar cosas o morder. Si esto ocurre, es importante intervenir rápidamente y detener la agresión. Se puede decir al niño “no puedo dejar que pegues” o “no se muerde, eso duele”, de forma calma pero firme, y evitando que siga haciéndolo. Si bien éstas son reacciones normales, hay que poner un límite claro ante el uso de al agresión física.
Tomar turnos
Una manera muy útil de motivar al niño a compartir es llamándolo “tomar turnos”. La idea de “tomar turnos” parece tener más sentido para el niño que la sola palabra “compartir”. Se puede explicar de la siguiente manera:
- “Tú juegas un “turno entero” con el dinosaurio, y luego se lo pasamos a Andrés para que tenga su turno entero, quien luego te lo devuelve a ti.”
Se puede utilizar un reloj o un cronómetro o alarma que indique cuando el turno se acaba. Los niños tienen facilidad para entender estas señales concretas de que el tiempo se acabó.
También es importante darle la oportunidad al niño de decidir qué juguetes quiere compartir y cuáles no, para que sienta que tiene cierto control sobre ellos y que puede proteger sus posesiones más preciadas. Ejemplos de esto pueden ser los siguientes:
- Permitirle al hermano más grande guardar en un lugar fuera del alcance de su hermano pequeño objetos que para él tengan un valor especial y no quiera compartir. Será responsabilidad de él entonces asegurarse de guardar esos objetos en el lugar secreto, que le podemos facilitar nosotros. Todos tenemos derecho a no querer compartir nuestras posesiones más preciadas.
- Explicarle a Julia que van a venir sus primitas a jugar a casa y que van a querer jugar con sus juguetes. Se le puede ofrecer elegir qué juguetes quiere dejar afuera para compartir y qué otros quiere guardar en el armario con llave para que nadie pueda tocar.
- Si tenemos niños pequeños jugando juntos, es ideal tener varias pelotas, o varias muñecas o bloques o animalitos, suficientes para que todos puedan tenerlos en sus manos y tratar de evitar el conflicto lo más posible.
Elogiar
Recordar que esto de “prestar” le requiere al niño un gran esfuerzo, y que sólo lo hace por la motivación de recibir demostraciones de amor y aprobación por su conducta de parte de los adultos que lo rodean. Entonces el ELOGIAR la conducta deseada es fundamental. Por ejemplo:
- “Fue tan generoso de tu parte prestarle tu juguete al niño”
- “Qué bien que le prestaste tu muñequita a tu prima, ¿viste que te la devolvió?”
Moldear
Los padres pueden ayudar en este proceso “modelando” compartir ellos mismos mientras juegan con el niño (compartiendo sus piezas de lego, sus dinosaurios, su comida con el niño). Tener en cuenta que el modelar ejerce un gran efecto de aprendizaje en el niño.
¿Cuándo se puede esperar que el niño aprenda a compartir?
A partir de los cuatro años aproximadamente, el niño está en un momento en su desarrollo en que ya puede comprender con más facilidad la reciprocidad del “ida y vuelta”. Además, ya va dejando atrás la etapa egocéntrica donde considera que todo es de él y gira en torno a él. Es más fácil a esta edad que el niño considere los pensamientos y sentimientos de otros, y tenga la motivación agregada de querer jugar con sus pares y entablar una relación con ellos. Ya está más preparado para esperar sin frustrarse, y confía en que su turno llegará.
Es importante para los padres saber qué esperar del niño en este ámbito, para evitar frustraciones de ambos lados.