Durante muchos años, la idea más común sobre la paternidad era que el papá “ayudaba” en la crianza, como si fuera un asistente de medio tiempo. Hoy las cosas están cambiando, y para bien. Cada vez hay más papás presentes en la crianza, que participan activamente en la vida de sus hijos con gusto, compromiso y entrega.
Papá no ayuda, papá cría
Ser papá no significa solamente trabajar fuera de casa para llevar el pan a la mesa, ser papá también es bañar, cambiar pañales, preparar loncheras, contar cuentos antes de dormir, asistir a juntas escolares, jugar en el parque y, sobre todo, estar presente emocionalmente y compartir la responsabilidad de criar.
Un papá presente deja una huella que dura toda la vida. Los hijos que crecen con una figura paterna activa:
- Desarrollan mejor su autoestima
- Tienen más herramientas para resolver conflictos
- Se sienten más seguros emocionalmente.
- Poseen más flexibilidad y apertura de pensamiento
- Adquieren mayor fortalecimiento del sentido de identidad
Entre muchas cosas más.
Los papás presentes en la crianza también descubren un universo de emociones que antes, tal vez, no conocían tan de cerca. Descubren que pueden ser tiernos, pacientes, vulnerables y fuertes al mismo tiempo. Rompen estereotipos y se conectan con una parte muy humana de ellos mismos.
Papás presentes que rompen moldes
Hoy vemos a muchos padres cargando mochilas, asistiendo a clases de estimulación temprana, aprendiendo a peinar coletas, o tomando licencias de paternidad para quedarse en casa disfrutando de sus hijos. Lo hacen no porque “les toca” o “porque la mamá no puede”, sino porque quieren estar ahí. Porque saben que su papel es importante y no lo quieren delegar.
Estos papás presentes en la crianza están cambiando al mundo. Están criando con conciencia y con ganas de romper moldes. Están enseñando con el ejemplo que cuidar no tiene género, que el cariño se demuestra también con tiempo, y que la cercanía no les quita autoridad, al contrario, se las da.
Un papá que sabe decir un “te quiero” o un “perdón”, que juega, que pone reglas y límites; le muestra a sus hijos que la fortaleza va de la mano con la empatía y por supuesto con el amor … y eso, créeme, es una lección para toda la vida.
No te preocupes, no se trata de ser el “papá perfecto” (ese no existe) se trata de ser un papá real, comprometido y dispuesto a aprender cada día.
Así que si eres uno de esos padres que ya están cambiando la historia, ¡felicidades! Tu presencia importa, tu esfuerzo se nota y tu amor transforma.
¿Eres uno de los papás presentes en la crianza? Te invitamos a que disfrutes con tus peques en Edye, Hero Dad, una serie en donde papá es el protagonista.