¿Sabías que los niños alcanzan el 100% de su agudeza visual a los 5 años?
Todos nuestros sentidos se van desarrollando poco a poco y es maravilloso observar cómo nuestros peques van descubriendo el mundo a través de ellos; por eso debemos cuidarlos y estar muy atentos a su progreso.
El pediatra nos va llevando de la mano en todos los chequeos. Por ejemplo: Las primeras revisiones visuales se hacen al mes de nacidos, luego a los siete meses, al año y medio, y a los 4 años. Una vez que comiencen a ir a la escuela, se recomienda checar sus ojitos cada dos años. Hay algunas señales con las que podríamos darnos cuenta de que nuestros hijos necesitan lentes. ¡Toma nota!
- Ojitos abiertos a la mitad o entornados: Si tiende a cerrar los ojos ligeramente, como tratando de enfocar algo, puede evidenciar que está forzando la vista y, por lo tanto, que su visión no es del todo nítida.
- Enrojecimiento de los ojos: Un indicador de que están forzando la vista es la irritación de los ojos.
- Se frota los ojos con frecuencia.
- Parpadeo en exceso.
- Se acerca mucho las cosas a los ojos.
- Inclinación de la cabeza al fijar la vista.
- Tiene movimientos torpes o se cae mucho: Los problemas de visión pueden afectar a la percepción espacial, por lo que a veces se golpean con objetos cercanos, o se le dificulte agarrar las cosas al primer intento.
- Presencia de dolores de cabeza o mareos.
- Tiende a ver las pantallas muy de cerca.
- Comienza a bajar su rendimiento en la escuela: Los profesores también se pueden dar cuenta si tiene dificultades para ver el pizarrón o el contenido de los libros. A lo mejor, parece que no le gusta leer y en realidad lo que pasa es que le cuesta un poquitín de trabajo ver con claridad las letras.
- Mucha sensibilidad a la luz.
- Dificultad para seguir objetos con la mirada.
Recuerda que estas son solo algunas posibles señales, tú conoces mejor que nadie a tu chiquitín. Si tienes alguna duda, lo mejor es siempre el sabio consejo de tu doctor de cabecera, quizá sea tiempo de visitar al oculista. Cuidemos los ojitos de nuestros niños.