Hay otras formas de jugar que no son estrictamente juegos. Los cuentos que inventamos o leemos, las canciones que les cantamos, el cine, el teatro, los títeres, los dibujos y otras actividades manuales. Los hobbies, los rituales, los paseos, son momentos de juego, ya que comparten la definición de cosas hechas por el placer de hacerlas, sin otro objetivo más que divertirse.
Esta es la mejor enseñanza que puedo transmitir a un niño acerca de la lectura: ¡que es una actividad placentera!
Es una buena idea introducir libros desde que los niños son bebés. Nunca que muy temprano para comenzar a leer a nuestros hijos. El bebé muerde los libros al comienzo, y luego de a poco aprende a dar vuelta las páginas imitando a mamá o papá. Si el adulto hace de la lectura un momento divertido, a medida que pasen los meses el bebé va a ir solito a buscar sus libros preferidos y se los traerá a mamá/papá para que se los lean, no sin antes acomodarse en su regazo.
La hora de acostarse es un momento ideal para incorporar la lectura. Cuando el niño se enfoca en la historia y en las imágenes, se va relajando. Los libros más excitantes o que dan un poco de miedo, es mejor dejarlos para otro momento. Leer uno o dos libros puede ser parte de la rutina de irse a dormir, no es necesario leer todos los que el niño pide porque no lo vamos a poder sostener en el tiempo como parte de la rutina. Luego podemos apagar la luz, hacer unos mimos, rezar, o contar una breve historia, para que el niño no sienta que el libro es lo último y luego mamá desaparece. Es mejor si la transición es progresiva.
Continuar leyendo al niño, aún cuando ya es más grande y ya puede leer con fluidez, es una forma de compartir una actividad juntos y seguir transmitiendo el placer por la lectura. Ya cuando crezcan quizás lo incorporen y lo van a querer hacer solos. Y ese será nuestro legado.
Las características de la lectura con niños pequeños
Tener en cuenta que los niños pequeños van transitando por diferentes etapas en su capacidad de prestar atención. No preocuparse si el niño parece inquieto y se levanta. Podemos seguir leyendo y observar si sigue interesado. Si responde que sí, podemos seguir leyendo aunque el niño esté deambulando por allí, quizás cogiendo diferentes juguetes en sus manos y no parecemos tener toda su atención. Si definitivamente no parece interesado, no lo presionamos, podemos retomar más tarde.
Observaremos que a la mayoría de los niños pequeños les gusta leer el mismo libro una y otra vez. Para ellos es importante, pues les da un sentimiento de seguridad el poder memorizar el libro, poder anticipar lo que viene y sentir cierto dominio sobre la historia. Además, debe haber algo en esa historia que le interesa mucho. No frustrarse ni intentar introducir otros libros a la fuerza si el niño insiste en que quiere el mismo.
Características de libros recomendados para los primeros años:
- Para niños entre 12 y 18 meses, libros que muestren objetos que podamos nombrar, libros que muestren partes del cuerpo, libros que ilustren acciones como caminar, correr, comer, dormir. Libros con fotos de bebés haciendo diferentes cosas, como llorando, comiendo, reiéndose. Libros que inciten a hacer sonidos y que tengan ventanitas para abrir y cerrar.
- Para niños entre 18 y 24 meses. Ahora son más evidentes los intereses de cada niño: a algunos les gustan los dinosaurios, los vehículos, las princesas con vestidos bonitos, los animales. Leer libros que sigan el interés del niño es muy importante. También libros que incluyan movimientos con las manos, libros con números, colores, formas, con historias que hablen de sentimientos.
- Leer libros que reflejen las experiencias cotidianas del niño, como bañarse, ponerse botas de lluvia cuando llueve. Libros que usen frases como “hola, adios, gracias”. Los libros con rimas y canciones que también incluyen movimientos con las manos resultan muy divertidos a esta edad.
Cómo hacer la lectura divertida:
- Leer cuando uno está relajado y cómodo, fijándose que la televisión y la música estén apagados para no provocar sobreestimulación.
- Es una buena idea que el niño se siente sobre nuestro regazo mientras le mostramos el libro.
- Leer de manera particularmente animada:
– cantando canciones, haciendo sonidos diferentes con nuestras voces, imitando los sonidos de animales y otros objetos (vehículos, camiones,trenes)
– ¡exagerando los sonidos y las expresiones faciales!, para que la historia cobre vida, para captar la atención del niño.
– articular claramente y despacio, dejando tiempo al niño para observar la figura y procesar las palabras.
– Cuanto más pequeño el niño, menos palabras, sólo nombramos o describimos objetos al comienzo.
– Voy señalando los objetos que voy nombrando.
– Puedo leer la historia que cuenta el libro o inventar la propia. Respetar el idioma o traducirlo a otro.
– Usar juegos o movimientos de manos con la historia.
– Elogiar al niño cuando dice alguna palabra relacionada al libro: ¡muy bien!
– Animar al niño a que dé vuelta las páginas él mismo.
– Cuando el niño es un poco más grande, leer el título del libro, el nombre del autor y del ilustrador.
– Ir a la biblioteca para disfrutar de actividades ofrecidas de lecturas compartidas para niños pequeños o sólo para mirar diferentes libros. Dejar al niño elegir diferentes libros para traer a casa.
Para que la lectura sea placentera, es importante seguir el interés del niño. Dejar a un lado cualquier intento de querer enseñar algo en particular (letras, números), y enfocarse en que la lectura sea divertida para el niño y en pasar un buen rato los dos. Dejar que salte páginas si quiere o que comience por el medio. Permitirnos cambiar la historia o adaptarla a lo que creemos le va a interesar más al niño, acortando las palabras, inventando cosas nuevas o saltando páginas que le aburren.
Sugerencias para la cápsula:
La historia puede transcurrir en la casa del niño o puede tratarse de un paseo a la biblioteca. Destacar el disfrute del niño con las voces graciosas de papá, las caras de mamá, la intriga acerca de qué pasará en la historia con el protagonista, lo lindo de estar bien juntitos con mamá/papá y de que pasen tiempo conmigo y me presten atención. La distracción y la relajación que leer producen, tanto para adultos como para niños.