¿Qué tienen en común un pitufo azul, un dragón que habla y una capa mágica que te hace invisible? Para los adultos, todo eso es claramente fantasía. Pero para un niño pequeño, puede ser tan real como el vaso de leche que tiene frente a él.
Entre los 2 y los 6 años, los niños están en una etapa de desarrollo en la que su imaginación es tan poderosa como su necesidad de entender el mundo que los rodea. Es común que mezclen lo que ven, lo que sueñan y lo que imaginan, sin trazar una línea clara entre lo real y lo fantástico.
Por eso, cuando tu hijo te dice que anoche voló con una bruja o que su oso de peluche le habla, no te alarmes. Ese tipo de relatos no sólo son normales, ¡son una señal de que su mente está creciendo a pasos agigantados!
¿Qué es el juego simbólico y por qué es tan importante?
El juego simbólico es ese momento mágico en el que una caja se convierte en nave espacial o una escoba en un caballo. A través de este tipo de juego, los niños exploran roles, ensayan emociones y practican habilidades sociales que necesitarán toda la vida.
Cuando juegan a ser héroes, cocineros, mamás, animales o pitufos, están entrenando:
- La empatía: ¿Cómo se siente un personaje cuando está triste o asustado?
- El lenguaje: Inventan diálogos, narran historias, hacen preguntas.
- La creatividad: Imaginan soluciones, inventan mundos, crean reglas.
- El manejo emocional: Canalizan miedos, deseos o frustraciones a través del juego.
Por eso, lejos de ser “solo un jueguito”, el juego imaginativo es una herramienta poderosa para el desarrollo infantil.
🩵 Actividades para estimular la curiosidad en niños
¿Debemos aclarar qué es fantasía y qué es realidad?
Sí, pero sin apagar la magia. Acompañar la imaginación infantil no significa romper sus ilusiones, sino ayudarlos a entender, poco a poco, que los mundos mágicos viven en su mente, no en la vida diaria.
Puedes decir cosas como:
- “Qué divertido lo que imaginaste. ¿Y si eso pasara de verdad, qué harías?”
- “Los pitufos no existen en nuestro mundo, pero sí en los cuentos y caricaturas, ¿te gustaría inventar uno nuevo?”
- “Ese dragón es parte de un juego. Cuando terminamos de jugar, todo vuelve a ser como antes.”
Estas frases les dan un marco seguro donde jugar sin miedo, y al mismo tiempo, les permiten distinguir, a su ritmo, la diferencia entre lo que es fantasía y lo que no.
¿Por qué “Los Pitufos” es ideal para esta etapa?
La serie Los Pitufos, disponible en Edye, es un excelente ejemplo de cómo la fantasía puede ser una herramienta poderosa para los niños. En su aldea mágica, estos personajes pequeños enfrentan desafíos, trabajan en equipo, sienten miedo, alegría y frustración… pero siempre encuentran formas creativas de resolverlos.
Este tipo de contenido bien diseñado estimula la imaginación sin sobreestimular. Con sus colores suaves, historias claras y personajes entrañables, ayuda a que los niños jueguen a imaginar, pero también a comprender.
En Edye, sabemos que el desarrollo infantil necesita mucho más que entretenimiento. Por eso, buscamos contenidos que acompañen emocional y cognitivamente a los más pequeños, como Los Pitufos, que además de divertir, nutren su mundo interior.
Al ver estas historias en compañía de un adulto, el niño tiene la oportunidad de hacer preguntas, conversar sobre lo que ve y construir significado a partir de lo que imagina. Así, la fantasía no se convierte en confusión, sino en una herramienta educativa y emocional.
Acompañar sin subestimar
Es fácil pensar que los niños “no entienden” o que “están inventando cosas raras”. Pero su mundo interior es tan complejo como el de un adulto, solo que aún no saben expresarlo de la misma forma.
Acompañar su imaginación significa:
- Escuchar sin burlarse.
- Jugar sin corregir constantemente.
- Preguntar más que afirmar.
- Y sobre todo, confiar en que, con nuestro acompañamiento, sabrán encontrar su propio equilibrio entre la magia y la realidad.
La fantasía en niños no es una etapa que “hay que superar”, sino una parte fundamental de su desarrollo. Cuando los adultos acompañamos ese proceso con respeto y curiosidad, les damos alas para volar… y también herramientas para aterrizar.
Cuando un adulto se sienta a jugar, a escuchar o simplemente a seguir la historia que un niño crea, le está diciendo sin palabras: “Tu voz importa, tu mente es valiosa, y estoy aquí para explorarla contigo”.
Al final, los juegos de fantasía no solo construyen castillos imaginarios, sino también puentes reales entre el mundo infantil y el de los adultos. Esos puentes son los que forman vínculos fuertes, seguros y amorosos.
Así que la próxima vez que tu hijo te diga que vio un pitufo corriendo por el jardín… antes de cuestionarlo, mejor entra en su juego y pregúntale si se llamaba Tontín, Filósofo o Fortachón.
🩵 ¡Otra vez, otra vez! ¿Por qué los niños aman repetir todo?